lunes, 18 de enero de 2010

Atlantis ( I can your read mind)

Todo fue muy emotivo; los cuervos, el fuego, tu risa.

Sobre todo el dolor de tener nuestra sombra apagada ,
espigada, entumecida por el invierno en Belén,
por el sueño de Dios de ser hombre.

Ahora vivo en un acuario,
con mis branquias llenas de Philip Morris
y mis escamas pegadas al cristal.

Hay días de cuaresma
en que extraño la Atlántida y sus gigantes,
el desayuno matutino y tu cuerpo
untado al arrecife.

La pólvora, ahora húmeda y ciega,
no sirve para volarme la cabeza,
ni siquiera para encender la bengala
de tus ojos apagados.

Quien haya inventado la muerte,
debe ser tan cruel
para no sacarme del agua
y dejarme ir hacia donde tu estás.

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