jueves, 3 de febrero de 2011

Lectura de un cuerpo a las 5:00 p.m.

He aprendido hablar con las aves que se posan en tu azotea
mientras espero callado a que apagues la luz y el invierno,
me concede la noche un motivo para acercarme
al blanco infierno de tus ojos y a la colmena de tus labios.
No sé de amor si no es en ti,
mi corazón sigue hundido en un albergue para tristes,
centro de concentración que no visitas
ni en dias de lluvia ni en tardes como esta.
Me conmueve la nieve en tu pelo
tanto como leer El Principito por cuarta ocasión,
o escuchar boleros norteños
a la luz de las balas.
Yo no soy civilizado cuando de olvidar se trata,
y es que eso no se aprende
ni con las telenovelas que Televisa me suele otorgar.

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